Hoy dialogamos con Nicole Migliaccio, fundadora y jugadora de Las Aztecas F.C y oriunda de Glew

¿Cómo y cuándo te empezó a gustar el fútbol?

-El fútbol me comenzó a gustar desde muy chica cuando veía los partidos de Boca y la selección con mi viejo, mis tíos, mi abuelo por la televisión y lo veía a Diego Maradona, allá por el año 1999.

¿A qué edad comenzaste a jugar?

-Y comencé a jugar a los 5 años, en el portero de la esquina de casa con mis hermanos, mis primos y amigos/amigas del barrio. Me acuerdo que también jugábamos en la esquina de casa, en la calle y en las plazas. Siempre a modo de diversión, nunca pude arrancar de manera oficial en un club porque en ese entonces no daban fútbol femenino, solo masculino, así que no tenía otro espacio de recreación. Pero me hubiese encantado arrancar desde chica a jugar en clubes.

¿A dónde estás jugando actualmente?

-Actualmente estoy jugando en Las Aztecas F.C, un equipo de fútbol 5 femenino amateur oriundo de Glew que impulsé a pulmón junto con amigas, conocidas y ex compañeras del colegio. Con las Aztecas hace poco, terminamos de jugar la Copa Invitación de LEAFFEM Adrogué donde salimos subcampeonas. Por ser nuestra primera experiencia en torneo y llegar a instancia final no lo veo nada mal. Estamos re contentas y manijas de seguir, así que nos anotamos de nuevo en esa Liga y quedamos en la división C. Por otro lado, también juego en Sinergia F.C, plantel de fútbol 7 que es un rejunte de chicas de diferentes equipos que compite en la división B del torneo Pink Power de Brubank en la Copa Premier de la Sociedad Alemana de Gimnasia de Burzaco.

¿Por qué se llama así el equipo?

-El equipo se llama “Las Aztecas” en homenaje a Diego Maradona. El nombre hace alusión a la emblemático “Estadio Azteca” donde se jugaron los cuartos de final del mundial México del 86′ contra Inglaterra y Maradona hace el gol más histórico del fútbol mundial con la mano izquierda, suceso también reconocido por “la Mano de Dios”. Como soy Maradoniana, me pareció lindo rendirle este homenaje al jugador más grande del mundo.

¿Y cómo es el entrenamiento?

-Con las chicas entrenamos en partidos que armamos entre nosotras o amistosos con otros equipos. Actualmente estamos sin DT, pero tenemos amigos que nos ordenan desde afuera de la cancha. 

Cómo así también en Leaffem, estudiamos a las rivales partido a partido y miramos videos de resúmenes del canal de YouTube que tiene esa liga o nos sentamos a mirar partidos de otros equipos previo a nuestro partido.

¿Cuál es tu posición en la cancha?

Soy delantera, juego de 10 o de 9.

¿Cómo consideras que se ve al fútbol femenino en la sociedad?

-Hoy en día considero que la sociedad ve al fútbol femenino como un auge o una vanguardia y lo bancan un montón. Amigos/as, hermanos/as, madres/padres y el público en general acompañan en el trayecto. Van a ver los partidos a los torneos. Me acuerdo que antes, si una chica agarraba una pelota era una “machona”. Tiempo atrás fuimos muy estigmatizadas, pero gracias a las conquistas sociales, las mujeres ganamos espacio en el deporte.

Recuerdo que cuando Macarena Sánchez (jugadora de San Lorenzo) pidió la profesionalización del fútbol femenino, fue la punta de flecha para que muchas chicas se organicen, se animen a jugar y armen sus propios equipos de fútbol femenino.

¿Qué sentís cuando jugas al fútbol?

-Me divierto, siento adrenalina pura, me río un montón y me despejo por supuesto. Siento que es un rato para compartir conmigo misma y mis compañeras de equipo.

¿Con qué obstáculos te encontras?

-Estando al frente de un equipo, me encuentro con el obstáculo de que muchas veces necesitamos un director o directora técnica. Me pasa que me encantaría saber dirigir, pero no estoy a la altura de las circunstancias porque todavía me falta aprehender más tácticas. Y a veces se complica encontrar un buen DT donde el equipo se sienta cómodo.

¿Alguna anécdota para contar?

-Cuando cenamos con mis hermanos que son más chicos que yo, me preguntan cómo voy con el equipo, cómo nos va en el torneo y me dicen: “Te acordarás cuando nos enseñabas a hacer jueguitos con la pelota?”. Y si, me acuerdo que era estar horas y horas probando con la pelota y explicándoles hasta qué salía.

¿Cómo es la relación entre ustedes fuera de la cancha?

-Fuera de la cancha hacemos tercer tiempo. Nos sentamos, tomamos unas birras y somos muy sinceras, ante todo. Porque nos decimos los errores que nos mandamos dentro de la cancha, todo a modo de perfeccionar y mejorar. De los errores se aprende y sin ofendernos aceptamos todas las críticas porque son críticas constructivas.

Lo fundamental en el fútbol es jugar con amigos y tener confianza, por ejemplo, si una que juega en otro lado necesita jugadora que juega bien en tal posición, nos prestamos entre los equipos… Sería algo así como una especie de retroalimentación. De la gran mayoría, hay gran parte que juegan en Las Aztecas, en el Semillero, en Sinergia y Duneta.

¿Cómo fue la reacción de tu entorno cuando empezaste a jugar?

-Mi familia siempre supo que prefería patear una pelota antes que una muñeca, así que no les sorprendió que haya retomado el fútbol. El punto es que a los 27 años volví a jugar y ya me sentía “adulta” y me daba vergüenza. Pensaba que hasta las mismas jugadoras me iban a estigmatizar por la edad, pero no fue así. La verdad que me recibieron muy bien. No me puedo quejar.